22 de marzo de 2010

HOGAR SIN ESTEROS


Perdí el ritmo del galope
perdí los estribos
perdí los instintos...
el dogma del ayer
no se extravió,
(es osado el inquilino)
su elección y mi renuncia
nunca se pusieron de acuerdo,
nunca tuve ganancia
en la partida.
Mis latidos
sueñan entre el intento y un mañana
con grises perfectos
con soles sin cielo
con cielo en un beso
y un hogar sin esteros.

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